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Clasificación, elección y combinación de familias

Elaboración: Pablo Cosgaya, Marcela Romero – Revisión: Natalia Pano

Clasificación tipográfica

Una aproximación racional al estudio de la gran variedad de familias existentes implica nociones mínimas de los sistemas de clasificación. En primer lugar, es necesario conocer detalladamente las características de las familias disponibles o a nuestro alcance. Coleccionar en forma indiscriminada grandes cantidades de familias cuyo origen o calidad nos resulta difícil de precisar no es conveniente. Una vez que las hayamos observado y conocido en detalle, podemos ordenarlas en nuestro archivo, teniendo en cuenta alguno de los sistemas de clasificación más conocidos.

En el Diccionario de Edición, Tipografía y Artes Gráficas, José Martínez de Sousa menciona veintitrés sistemas de clasificación tipográfica diferentes. Entre ellos, podemos citar:

  • El sistema Thibaudeau (desarrollado entre 1920 y 1924), que presenta cuatro estilos: romanas (antiguas y modernas), egipcias, palosecos y de escritura y fantasía. Este sistema es el más sencillo de todos y no da lugar a confusiones.
  • El sistema Vox-ATypI (desarrollado por Maximilien Vox y adoptado por la Asociación Tipográfica Internacional en 1964) presenta nueve estilos: manuales, humanísticas, garaldas (contracción de Garamond y Aldus), reales (o de transición), didonas (contracción de Didot y Bodoni), mecanas (o egipcias), lineales, incisas y escriptas.
  • Otros sistemas, como el de Aldo Novarese, el de Andrea Pellitteri y el de Jean Alessandrini pueden orientarnos en nuestra propia clasificación, aunque no gocen de la popularidad de los dos primeros.

Cada sistema adopta criterios de clasificación que lamentablemente no son homogéneos: conviven criterios históricos (antiguas, transición, modernas) con criterios formales (serif, sanserif, geométricas), funcionales (texto, fantasía, rotulación) o referidos a la tecnología de producción (incisas, escriptas, manuales, caligráficas).

Problemas de nomenclatura y debilidad para incorporar en las categorías del sistema a familias de diseños recientes, a familias experimentales, o a familias multiestilo, por citar algunos de los casos más notables, hacen más compleja la tarea de clasificación y nos permiten concluir que no existe un sistema que clasifique con eficiencia la totalidad de las familias existentes. Es necesario tener presente además que los sistemas más importantes (Thibaudeau, 1924; Vox-ATypI, 1964) terminaron de elaborarse antes de la irrupción de la técnica de autoedición, es decir, antes del diseño y desarrollo de una gran parte de las familias contemporáneas.

¿Entonces? ¿Cómo guiarnos? ¿Para qué aprender estos conceptos? Conocer los sistemas y los criterios que los rigen nos permite poner orden en la búsqueda, la selección y el archivo de las familias con que contemos. Nos ayuda a encontrar familias similares con que reemplazar aquellas de las que no dispongamos fuentes. También es importante conocer los sistemas porque algunos de los criterios utilizados en los sistemas de clasificación constituyen tradiciones culturales e históricas compartidas por los lectores de todas las épocas.

La clasificación Vox
La clasificación del francés Maximilien Vox (1954) busca las semejanzas de los tipos en función de la similitud de sus trazos. En 1964, la Asociación Tipográfica Internacional adoptó este sistema, por lo que desde entonces se lo conoce como sistema Vox-ATypI.

Elección de familias tipográficas

La elección tipográfica es una decisión fundamental en cualquier pieza de diseño de comunicación. Debe ajustarse a las características del contenido (tanto en lo significativo como en lo estructural) y a la intención con que se aborde el proyecto. Antes de elegir una familia, podemos hacernos algunas preguntas para encaminar el trabajo:

  • ¿Necesitamos tipografía para componer textos de lectura, para carteles promocionales o para títulos de ediciones? ¿Necesitamos variables?
  • El texto, ¿es educativo, informativo, promocional, de diversión o experimental? Si es educativo, ¿de qué nivel de enseñanza: primario, secundario o universitario?
  • ¿A qué público nos dirigimos? ¿Formal o informal? ¿De qué edad? ¿Con qué preferencias?
  • El aspecto de la pieza, ¿debe ser tradicional o moderno? ¿Responde a un estilo predefinido?
  • ¿Cuál será el soporte de aplicación (un cartel, un envase, un libro, una revista, televisión)?
  • ¿Cuál es el método de impresión y la calidad del papel? ¿La tipografía será impresa a color?

Desde lo significativo, una adecuada elección de familias puede ayudar a expresar estados de ánimo, emociones o asociaciones con determinadas instituciones, productos, estilos de vida o períodos históricos, según sea necesario. No hay que guiarse solo por gustos personales, sino que es importante imaginar qué efecto producirá la familia escogida en el lector.

También podemos seleccionar una familia de acuerdo con la relación que establezca con las imágenes que la rodearán o, si se trata de un texto largo, en función del rendimiento, es decir, la cantidad de caracteres que entren por página.

No debemos perder de vista que, así como la elección tipográfica influye en el mensaje, también influirá el tipo de composición tipográfica de la pieza.

Serif y sans serif
¿Serif o sanserif? En el ejemplo de la izquierda (Arial, 72 pt), es imposible saber si dice «ciento once», «tres» o la palabra inglesa «Ill» (enfermo). A la derecha: la misma palabra compuesta en Georgia 72 pt. (Del Manual de tipografía de Ruari Mc Lean).

Combinación de familias

Para combinar familias, será necesario definir pautas, criterios y argumentos propios, ya que en este tema no existen recetas demasiado precisas. Una combinación tipográfica intuitiva a veces también puede aportar soluciones tan sorprendentes y novedosas como funcionales.

Algunos criterios a tener en cuenta pueden ser:

  • Analizar si conviene optar por la combinación simple de un tipo para la composición de texto y otro para los títulos, o combinar varias familias en todo el trabajo, a sabiendas de que tenemos que realizar ajustes de espaciado (interletrado, interlineado), tamaño (correcciones de cuerpo entre una y otra familia para compensar la diferencia de altura de x) y peso, y que deben corregirse irregularidades ópticas en las palabras y líneas de texto.
  • Se debe controlar el color tipográfico de los bloques y ser cuidadosos en la puesta general; es importante respetar las jerarquías de cada elemento.
  • Se debe tener en cuenta que usar alternativamente más de dos estilos tipográficos distintos en un mismo proyecto puede resultar visualmente confuso o cansador para el lector.
  • La combinación no debe limitarse solamente a la relación entre caracteres alfabéticos: puede crearse una relación entre letras de un estilo y números y signos de puntuación de otro. Es muy recomendable conocer a fondo la cantidad de glifos que posee cada familia tipográfica.
  • Finalmente, se debe verificar si la combinación elegida funciona o si podrían cumplirse los mismos objetivos con variaciones en el ancho de caja, en el cuerpo, en el espaciado y en el uso de variables (color, estructura).
Letras de fantasía
Las familias de fantasía están basadas en motivos arquitectónicos, decorativos, antropomórficos, etcétera. Su uso se limita a capitulares o palabras cortas, pero nunca se emplean para componer textos. Alumnos (de arriba a abajo, de izquierda a derecha): Daniela Raskobsky, Mariana De Mattia, Luciano Costilla, Martín De Marchi

Algunas consideraciones sobre legibilidad

  • Si lo que queremos es componer un texto legible, las familias clásicas pueden ayudarnos, pues no presentan características inusuales o extravagantes que distraigan al lector, por ejemplo: Garamond, Bembo, Plantin, Baskerville, Minion, Scala Serif.
  • Aunque la diferencia de legibilidad entre algunos grupos parezca poco apreciable, puede señalarse que las familias con remate producen menos confusiones para el lector que las formas monótonas y ambiguas de las familias palo seco.
  • Los remates mejoran el flujo de la lectura a lo largo de la línea, en sentido horizontal.
  • Para un texto continuo y largo (literatura, periódicos y revistas) es preferible componer el texto en una familia con remates. En otras áreas de comunicación en las que la legibilidad es clave, pero la lectura se produce en forma rápida y sintética (como en el caso de la señalización, por ejemplo) se prefieren los tipos paloseco. Lo mismo sucede con piezas de otro tipo, como afiches o avisos publicitarios.
  • La silueta de cada palabra (a la que el tipógrafo armenio Hrant Papazian llama bouma) es un factor muy importante en la legibilidad: las palabras compuestas en mayúsculas producen «rectángulos grises» (boumas) uniformes y difíciles de diferenciar. Las palabras compuestas en caja baja, en cambio, son considerablemente más legibles ya que sus boumas son más diferentes entre sí.
Física de los superhéroes
Alumnos (de izquierda a derecha) N.N., Laura Dattoli.

Bibliografía

  • MARTÍNEZ DE SOUSA, José. Diccionario de edición, tipografía y artes gráficas. Trea, Gijón. 2001.
  • SPIEKERMANN, Erik y GINGER, E.M.. Stop Stealing Sheep. Adobe Press, Mountain View, 1993.
  • McLEAN, Ruari. Manual de tipografía. Hermann Blume. Barcelona, 1987.
  • SOLOMON, Martin, «Extrañas parejas tipográficas» en tipoGráfica 5.

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