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Texto, imagen y miscelánea

Elaboración: Pablo Cosgaya, Natalia Pano

Además de las letras mayúsculas y minúsculas, los números, los signos de puntuación y los signos comerciales, existen en la caja otros elementos tipográficos no alfabéticos: las misceláneas.

Tipográficamente hablando, un texto es un conjunto de letras agrupadas en palabras, sucedidas horizontalmente de izquierda a derecha formando líneas que se agrupan una sobre otra. Esta mancha gris posee un color propio, producto de la familia y el cuerpo en que se compone, la variable escogida y la separación entre letras y entre líneas.

En tipografía, usamos el término miscelánea para designar a aquellos otros elementos que pueden intervenir en una composición o en una pieza determinada, en convivencia con el texto y las imágenes, y que compositivamente juegan un papel esencial en la organización de la información. Es decir, no existe un referente único para el término miscelánea (el significante miscelánea puede tener distintos significados) y será más bien su función la encargada de definir cuándo a un elemento se lo puede considerar miscelánea y cuándo no.

Esquema

El término misceláneo se utiliza para categorizar a aquello que está compuesto de cosas distintas o géneros diferentes. Es sinónimo de mixto y variado. Miscelánea es, entonces, un término amplio, abarcativo e incluso ambiguo en ciertas ocasiones. Es por ello que podemos ejemplificar este concepto con elementos de distinto tipo.

Son ejemplo de miscelánea los filetes, de uso variado: subrayado, separación de bloques de texto, división en columnas, composición de tablas, etc. Así como los signos de una familia tienen un color tipográfico (peso) y un trazo determinado, los filetes también cuentan con distintos grosores y trazos (continuos, punteados). Es importante compatibilizar, de hecho, los filetes con la tipografía en uso.

Misceláneas
Misceláneas

Se pueden sumar al conjunto de las misceláneas otros grupos de signos como viñetas, ornamentos y orlas, que se vinculan formal y significativamente con períodos artísticos determinados. Si bien la función más frecuente de la miscelánea es acompañar al texto, su uso se complementa con aplicaciones sencillamente decorativas.

Otro ejemplo lo componen aquellas fuentes especialmente diseñadas para usarse como misceláneas o complementos de otras familias: es el caso de Fella Parts, de Emigre, que cuenta en su catálogo con muchas alternativas de este tipo. También existen familias con caracteres de simbología variada (zodíaco, negocios, turismo, deportes, etc.), como la fuente Communications del catálogo Agfatype. Sin embargo estos caracteres a veces son tan icónicos que, nuevamente, solo su uso va a determinar su carácter misceláneo.

Imagen / miscelánea
Miscelánea de la fuente Almendra, de Ana Sanfelippo

Las misceláneas tienen sus antecedentes en las iniciales y bordes con que los escribas medievales iluminaban sus manuscritos. La producción del manuscrito era costosa y tomaba mucho tiempo. Además, los valores y el estilo de vida de aquel entonces eran muy distintos a los contemporáneos. No es casual entonces que esas iniciales y esos marcos fuesen elementos tan elaborados. La ilustración y la ornamentación, sin embargo, no constituían un mero adorno: había una preocupación por el valor educacional de los dibujos y la capacidad de los adornos para crear matices místicos y espirituales.

Históricamente, entre los elementos tipográficos alfabéticos y los no alfabéticos, existió una similitud formal, resultado del empleo de un mismo medio de reproducción (xilografía, tallado en piedra, etc.).

El desarrollo tecnológico y la aparición de procedimientos más modernos (tipos de madera y plomo, primero; composición en caliente y fotocomposición luego; autoedición en la actualidad) enriquecieron el panorama y plantearon nuevas posibilidades. En el siglo XIX, por ejemplo, las misceláneas eran complejas, ya que se utilizaban en páginas muy elaboradas, con abundante decoración de estilo victoriano; las vanguardias del siglo XX (Futurismo, Constructivismo, De Stijl, Dadá, Bauhaus) les dieron un uso más orientado a lo funcional. Incorporaron criterios geométricos que, con sencillez y potencia, remarcaban conceptos como dinamismo, dirección, velocidad y caos.

Al ser mayor la cantidad de material impreso, la forma gráfica de los mensajes empieza a cambiar. El impacto visual comienza a jugar un papel muy importante dado que ya no se leía línea por línea, sino que se echaba un vistazo general y se leía en detalle aquello que lograba captar la atención.

Texto, imagen y miscelánea suelen convivir en las distintas piezas, relacionándose de alguna manera unos con otros. Si se tiene en cuenta la armonía o el contraste que se quiera generar, esas relaciones pueden basarse en: características formales (color, técnica de representación, etc.), significativas (referencia a estilos y movimientos históricos determinados) o estrictamente tipográficas (peso, cuerpo y tipo de trazo de la familia).

En ocasiones, la función de cada uno de los elementos (alfabéticos y no alfabéticos) comienza a confundirse, dando lugar a diversas posibilidades, entre las que describimos las más importantes:

1. Misceláneas como imagen: aumentando el tamaño, misceláneas, ornamentos y viñetas acentúan su dominio en la composición. Los desajustes que puede ocasionar el aumento de tamaño cobran un valor significativo.

Miscelánea como imagen
Alumnos: Daniel Ross y Altair Mon

2. Imágenes como misceláneas: con la tecnología de hoy se puede reducir el tamaño de una imagen, reproducirla con una estructura simplificada y ajustarla a criterios tipográficos para lograr que actúe como una miscelánea. Los signos obtenidos de esta forma, a veces compilados y comercializados como fuentes tipográficas, proponen contextos no tradicionales, en los que pueden presentarse relaciones de oposición.

3. Letras como imágenes: tanto una letra sola, como una palabra o un grupo de palabras pueden adquirir un valor de imagen, alejándose de su función primitiva.

Miscelánea como letra
Alumno: Joaquín Lluis

En el siglo XX, las vanguardias experimentaron estas posibilidades, destruyendo la regularidad y la inercia de la composición tradicional. Ejemplo de estas posibilidades son los caligramas (poemas en los que la mancha de texto adopta una forma determinada procurando representar el contenido del mismo) y las composiciones futuristas con sus “palabras en libertad”.

4. Letras como misceláneas: una letra puede despojarse de su función textual principal o complementarla con una función ornamental.

De esta forma, la miscelánea resulta un interesante accesorio. La facilidad de leer composiciones de este tipo queda en función de las intenciones del diseñador. Podemos incluir en este grupo a las iniciales capitulares (ver ejemplo: versal en Minion Swash Expert Italic).

En estos casos resulta de mucha utilidad familiarizarse con los criterios de selección y combinación de familias tipográficas descriptos en el artículo: Clasificación, elección y combinación de familias

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